El Alto Guadalquivir, ha sido elegido a lo largo de muchos siglos como hogar para un amplio abanico de pueblos y culturas, que han dejado su impronta y un rico legado por todos los rincones de la comarca. La variedad paisajística de la comarca, dividida en sierra, vega y campiña, ha hecho que los monumentos adopten un gran número de tipologías y formas; la utilización de la piedra en la sierra, la arquitectura fluvial en la vega del Guadalquivir, y el gran número de casas solariegas de los pueblos da la campiña, y todo esto en no más de 1.300 km².

En esta sección, usted va a poder realizar un recorrido por la historia y los monumentos de la Comarca del Alto Guadalquivir, deteniéndose en la época que más le interese:

·        DESDE LOS COMIENZOS DE NUESTRA HISTORIA HASTA EL INICIO DE LA EDAD MEDIA.

·        DESDE LA LLEGADA DE LOS MUSULMANES HASTA LA RECONQUISTA CRISTIANA.

·        DURANTE LOS SIGLOS XV Y XVI. MOMENTOS DE ESPLENDOR DE LA COMARCA.

·        DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII. LAS CASAS SOLARIEGAS.

·        DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX. DIVERSIDAD ARQUITECTÓNICA.

 
 

 

 

 

·        DESDE LOS COMIENZOS DE NUESTRA HISTORIA HASTA LA EDAD MEDIA

Este recorrido por la historia de nuestra comarca, lo arrancaremos en el Neolítico, en el V milenio a.C., momento en el que ya encontramos pruebas de la existencia de un asentamiento en Adamuz, en "la cueva del Cañaveralejo". Otro yacimiento de gran importancia es el que encontramos en Montoro, en el “Llanete de los moros”, estudiado por el Dr. Martín de la Cruz, que documenta como primera fase de ocupación el Calcolítico (4500 a.C.). Así mismo del II milenio a.C. encontramos restos en Villa del Río.

Todos estos yacimientos irán evolucionando hasta convertirse en poblados ibero-turdetanos, documentados en casi todos los municipios de la comarca, que serían el germen de la civilización romana. Se ha estado estudiando el origen de los nombres de las distintas poblaciones de la Mancomunidad, llegan do a la conclusión de que distintas poblaciones árabes o romanas han dado origen al nombre actual, así mismo, por ejemplo, Cañete de las Torres  se identifica con la romana Calpurniana, Sacili Martialium, la romana Pedro Abad, Aipora la romana Montoro. También encontramos importantes vías de comunicación, como por ejemplo la calzada romana que unía a Córdoba con Castulo (Castro del Río) o la famosa Vía Augusta, que pasaba por Pedro Abad.

De época romana, encontramos el Puente Romano de Villa del Río sobre el arroyo salado de Porcuna, situado en la Vía Augusta, a un kilómetro de la población en dirección este. Tiene una estructura asimétrica formada por un arco central, flanqueado por otros dos más pequeños y un tercero en el lado derecho. El material empleado en este puente es la piedra arenisca de la zona.

Como característica más sobresaliente destacan las dovelas, que se presentan engatilladas con el fin de aumentar la solidez de los arcos. El almohadillado, se conserva en la mayor parte de sus sillares, y los arcos menores se apoyan sobre las dovelas de los arquillos de aligeramiento, de manera que las dovelas de estos últimos constituyen las jambas de los primeros.

·        DESDE LA LLEGADA DE LOS MUSULMANES HASTA LA RECONQUISTA CRISTIANA.

Sin duda, unos de los momentos de mayor esplendor de la comarca se produjo en época musulmana. La entrada de los musulmanes en la península se fecha en el 711, y un año después Montoro ya estaba ocupada; en esta población construyeron una importante fortaleza, que se encontraba en la actual Iglesia de Santa Maria de la Mota, sede actual del Museo Arqueológico. Ya en época de Abd Al-Raman III, se construyó uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de los que contamos en la comarca, se trata del Castillo Bury al-Hansh (torre de la serpiente) de cuyo nombre ha evolucionado el topónimo Bujalance. Es de planta rectangular, y al parecer tuvo siete torres, que dieron origen al escudo de la población, de las que solo se conservan dos y el arranque de otra, llamadas Mazmorra, Malbavizco y de las Palomas. En el año 2001, se realizaron obras en el patio de armas, con el fin de su puesta en valor como área de esparcimiento, se han iluminado sus murallas y en verano se viene utilizando para representaciones teatrales y para conciertos al aire libre.

Otra construcción de origen musulmán, se encuentra a las orillas del Guadalquivir al noroeste de Villa del Río, se trata de las aceñas árabes, que se utilizaban para mover el grano, con la fuerza del agua. Son  de forma circular, para resistir mejor el empuje del agua, y están realizadas en piedra molinaza. Del siglo XI, contamos con el Castillo de Villa del Río, actual Ayuntamiento. Está formado por dos torres, una a levante y otra a poniente, que se unían al norte y sur por los lienzos de la muralla, delimitando el espacio interior que corresponde al patio de armas. Fue conquistado por el rey Fernando III, entorno a los años 1235-1236. Posteriormente, a principios del siglo XVI fue donado para realizar la primera iglesia del lugar, se realizó de 1531 a 1537, de la que hay que destacar la portada gótica, cuya autoría se atribuye a Hernán Ruiz I. En 1914 fue comprada por el Ayuntamiento y pasó a ser un mercado de abastos, dedicándose finalmente a Casa Consistorial desde 1986.

La Reconquista cristiana, comienza en el 718 con Pelayo, un noble visigodo que ha sido elegido Rey, en Covadonga (Asturias), tras la batalla de Alcama; tras un largo periodo de reconquista de norte a sur de la península, será Fernando III, rey de Castilla y León, quien la comience en Córdoba, Sevilla, Murcia y Jaén en el periodo 1217-1252, dejando solo Granada como reino musulmán independiente. Es en este momento en el que se documenta el origen de la Villa de Pedro Abad, el 30 de marzo de 1236, las tropas de Fernando III, crean un vado en Alcurrucén, éstas vienen acompañadas  por Pedro de Meneses, clérigo de la Orden Dominicana, que funda un cuartel y un Hospital, el del Cristo de los desamparados, en el lugar que pasará a ser Pedro Abad. El resto de los municipios serán reconquistados igualmente por Fernando III, más concretamente en 1240, perteneciendo ya en 1245 a la corona de Castilla.

Uno de los ejemplos de arquitectura religiosa conservados es la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol en Adamuz, documentada por primera vez en 1288, que es un decreto del obispo Don Pascual para la concesión de los “límites parroquiales”; pero será entorno a 1394 cuando se realice la construcción del templo primitivo, del que    quedan algunos restos. La iglesia actual tiene tres naves separadas por cinco arcos a cada lado, no tiene crucero y el ábside es poligonal en la nave central y cuadrado en las laterales. Se cree que las posteriores ampliaciones de los siglos XVI y XVII pertenecen a la saga de los Hernán Ruiz. La torre del campanario, situada a los pies de la iglesia, se creó en una de las ampliaciones de 1549.

El Carpio será una de las villas con mayor movimiento, a finales del siglo XIII, parte de sus territorios, fueron repartidos a varios miembros de la familia de los Meléndez o Méndez de Sotomayor, uno de sus descendientes, Garci Méndez de Sotomayor, logra reunir en su poder en el siglo XIV, los donadíos repartidos por Fernando III, mandando construir en ellos una torre-fortaleza, alrededor de la cual surgió la población; su fundación la situamos en 1325, año en que se terminó la construcción. Se trata de una interesante construcción mudéjar, hecha fundamentalmente en argamasa y ladrillo. Fue construida por el maestre Mahomat, según reza en una lápida de alabastro del muro, que hoy se encuentra en el Palacio de las Dueñas en Sevilla. La torre es de planta rectangular, formada por dos cuerpos adosados en altura, en uno de ellos se desarrolla una rampa de escaleras y en el otro se disponen tres estancias abovedadas, ambos cuerpos quedan rematados por una terraza común. En la Guerra Civil fue utilizada como prisión, y en sus paredes aun se conservan en grafito, textos de los presos.

Otra de las obras realizadas por Garci Méndez, fue la Iglesia mudéjar de la Santísima Trinidad, cuyas referencias más antiguas datan de 1360, actualmente sus restos corresponden al núcleo original de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, transformación realizada en el siglo XVII. En Pedro Abad, se encuentra la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, presidiendo el pueblo desde una céntrica plaza mayor. Data del primer cuarto del siglo XIV, y se compone de planta de tres naves, repitiendo el esquema de las iglesias fernandinas de córdoba.

·        DURANTE LOS SIGLOS XV Y XVI. MOMENTOS DE ESPLENDOR EN LA COMARCA

En Cañete de las Torres Don Alfonso Fernández de Córdoba, levanta un Castillo sobre una fortaleza musulmana. Destaca la Torre del Homenaje, realizada en piedra, sillarejos y sillares de otras construcciones y en cuyo interior se sitúan dos cámaras superpuestas abovedadas.

En el siglo XV, se produjo uno de los momentos más importantes para la población de Bujalance, se produjo un gran aumento demográfico, convirtiéndose en villa de realengo después de Córdoba, con mayor población. En 1594, compra su independencia, obteniendo el título de ciudad en 1630. En 1549, El Carpio, adquiere el carácter de Marquesado, extendiendo su jurisdicción a los pueblos vecinos en 1559; este hecho refleja el poderío de la Casa de Haro, uno de cuyos miembros llegó a ser valido de Felipe IV. Pedro Abad fue vendida a Don Luis Méndez de Haro en 1564, pasando a formar parte del Marquesado.

Montoro pasó a formar parte del Marquesado de El Carpio en 1658, convirtiéndose en 1662 en Ducado gracias al contacto con Felipe IV. Será Don Luis Méndez de Haro, el que en 1566, construyera la torre del Reloj de Adamuz, emblema de la población, de sección cuadrada y realizada en piedra molinaza. En 1953 se le unió un último cuerpo cubierto por tejado a cuatro aguas en el que se encuentra el actual reloj de cuatro esferas.

Don Diego López de Haro, construyó entre 1561 y 1568 las llamadas grúas o presas, a la orilla del Guadalquivir a su paso por El Carpio, para regar sus huertas. En la actualidad solo queda la estructura en piedra, habiendo desaparecido las ruedas.

La Casa de los Marqueses de Haro y Sotomayor, se inicia en 1671, y es una de las obras más importantes de El Carpio, con planta rectangular, dividida en tres zonas, las laterales destinadas a administración, y la central a zona palaciega. Esta residencia palaciega, cuenta con tres plantas, un sótano y dos que sobresalen. Recientemente este edificio ha sido restaurado y puesto en valor como biblioteca, sala de exposiciones y salas para impartir cursos.

Villafranca de Córdoba, también se unió a un Marquesado, en este caso al de Priego en 1549, esta situación se mantiene a lo largo de la Edad Moderna, siendo titulares los Señores de la Casa de Aguilar.

Villa del Río recibió el nombre de “Aldea de Orabuena”, desde la conquista de Fernando III, hasta la segunda mitad del siglo XIV, en que adquiere el nombre de “Aldea del Río”. Será Felipe IV quien le da una nueva categoría y el nombre que ha mantenido hasta la actualidad. En 1520, en esta localidad, se construye la Ermita de la Virgen de la Estrella, reconstruida posteriormente en el siglo XVIII, siendo los gastos sufragados por el vecindario en su mayor parte. La nave del templo, está dividida en tres tramos separados por pilastras, que a su vez se cubren con bóvedas de cañón y el presbiterio con bóveda semiesférica. Al exterior la ermita nos muestra una gran sobriedad y simpleza de líneas, contrastada con la espadaña de la fachada, y la portada.

A finales del siglo XV y principios del XVI, se construyó en Montoro uno de los puentes más bellos de la provincia de Córdoba, se trata del Puente de la Doncellas o de las Donadas . Su nombre tiene su origen, en el mismo hecho de su construcción, ya que según la tradición, el dinero para sufragar los gastos del mismo, se obtuvo de la donación de joyas y enseres de las mujeres montoreñas. Los planos fueron realizados por Enrique Egas (Bruselas), pero el constructor fue el montoreño Pedro Fernández; ambos crearon un puente de cuatro arcos de medio punto labrados en piedra molinaza.

Durante el siglo XVI, se construyeron varias ermitas en la campiña cordobesa, una de ellas es la de La Virgen del Campo o Madre de Dios, en Cañete de las Torres, se levanta a las afueras del casco urbano, cuenta con una sola nave en forma de cajón y con una bellísima bóveda de época barroca en la Capilla Mayor; la otra es la Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno en Bujalance, iniciada en 1580, se encuentra emplazada en la parte más alta del pueblo, y solo se puede acceder a ella a través de una calzada empedrada. Es característica por la decoración de yeserías, que en su interior, adornan el friso, pechinas y camarín del Cristo, técnica poco común en la Córdoba de la época. Otra ermita, pero en este caso en la sierra, es la de la patrona de la villa de Adamuz, llamada de Nuestra Madre del Sol.

A finales del siglo XVI, encontramos un edificio de gran importancia por su belleza y por el entorno en el que se encuentra, se trata del Ayuntamiento o Casa Ducal de la Casa de Alba de Montoro, destaca su fachada plateresca labrada en piedra molinaza así como los artesonados de estilo mudéjar de su interior. Este edificio cobra mayor importancia, debido al entorno monumental de la Plaza de de España, en la que se encuentra encuadrado. En dicho entorno, se encuentra la Parroquia de San Bartolomé (1483), realizada en piedra molinaza, de estilo gótico-mudejar, y en cuya construcción participaron Hernán Ruiz I y Hernán Ruiz II.

Uno de los edificios que va a ir evolucionando desde el siglo XVI y durante los siglos posteriores va ser la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Bujalance, iglesia de estilo gótico-renacentista cuya parte más antigua es la cabecera. Sus pilares, bóvedas y arcos se atribuyen a Hernán Ruiz I y Hernán Ruiz II. Esta formada por tres naves sin crucero, presenta como elemento más destacado el Retablo Mayor renacentista del siglo XVI, atribuido a Guillermo de Orta, la Capilla barroca del Sagrario del siglo XVIII, la puerta lateral barroca del siglo XVII y la esbelta torre de ladrillo terminada en 1788. Es tal su belleza y grandiosidad, que la han denominado la “Catedral de la campiña cordobesa”.

En esta misma localidad, encontramos otro buen ejemplo de lo que fue la arquitectura andaluza en el XVII, se trata de la Iglesia de San Francisco, de la que destaca su torre. La iglesia corresponde al siglo XVI, pero ha sido muy transformada, en cambio su torre (1664), conservada en perfecto estado, nos muestra un extraordinario parecido con la torre de la Catedral de Córdoba. Del mismo periodo y en Villafranca de Córdoba, se encuentra la Parroquia de Santa María de la Aguas Santas, en cuyo interior destaca la decoración de sus bóvedas.

·        DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII. CASAS SOLARIEGAS.

Continuando con la arquitectura religiosa del XVII destacamos el Oratorio de San Pío V en Adamuz, el cual en un principio formaba parte de la casa-palacio conocida como “Casa de los Riveras”, siendo capilla particular de la vivienda. Se trata de una pequeña estructura de cajón, cubierta con una bóveda de cañón. Destaca su retablo realizado en mármol rosa de Cabra. Son de destacar en Montoro, la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, y la Iglesia de Santiago, ambas del siglo XVIII.

El Hospital Jesús Nazareno de Montoro, es otro buen ejemplo de arquitectura religiosa, por su iglesia de nave única, y civil, por el resto del hospital, compuesto por edificaciones y patios. Hoy día este  edificio contiene una Fundación Asilo de Pobres y Ancianos.

A partir del siglo XVI, se van a ir creando una serie de residencias urbanas, debido al surgimiento de una aristocracia de alto poder adquisitivo. Todas estas Casas Solariegas muestran una uniformidad arquitectónica, con fachadas realizadas en piedra, decoradas con los blasones de las familias, con bellos dinteles labrados y grandes balcones.

Así, por ejemplo, en Villafranca de Córdoba, encontramos un tipo característico de portada barroca con vano adintelado entre pilastras y fragmentos de frontón recto coronado en pirámides. Otra casa de esta localidad, pero fechada en el siglo XVIII, es la que se encuentra en el nº 16 de la calle Alcolea, la cual se asemeja el estilo dieciochesco, y se distingue tanto por sus intensos colores (rojo y amarillo), como por sus vigorosos pilastrones que articulan su alzado, con vistosos ventanajes de arqueados coronamientos. De Villa del Río podemos destacar la Casa de las Cadenas, situada en la calle Blas Infante nº 9, la cual gozó del “privilegio de las cadenas”, que fue concedido por el rey Felipe V por haberse alojado en ella el Infante Don Carlos en 1731 (futuro Carlos III). Actualmente pertenece al Ayuntamiento, y en ella se ubica el Museo Histórico Municipal y la sala de exposiciones. También cabe destacar en esta localidad, el balcón en esquina, que se encuentra en la Plaza de la Constitución, con forma lobulada y con una columna realizada en piedra a modo de parteluz. Del siglo XVII es la hermosa mansión que preside la Plaza dedicada al Comandante Porras, en Pedro Abad. Su fachada muestra dos cuerpos y un mirador con arquería de tres arcos rebajados soportados por pequeñas columnas de piedra. Es de destacar su hermosa portada-balcón de estilo neoclásico que luce pilastras y frontón recto. Es en Bujalance donde se concentran el mayor número de residencias solariegas, aproximadamente medio centenar. Al contrario que las vistas en el resto de poblaciones realizadas en su mayoría con piedra, las de Bujalance se realizaron con ladrillo, con muros divididos por grandes pilastras de orden toscano o simples fajas verticales. Podemos destacar alguna como por ejemplo la de la calle 28 de Febrero, con una amplia portada coronada por un gran balcón rematado a su vez por un frontón recto y articulada en su fachada con grandes ventanales enrejados y balcones. En Adamuz encontramos sus magníficos dinteles esculpidos, en los que aparecen fechas, inscripciones o simbología de carácter religioso. Cabe destacar la “Casa de los Riveras” de la que se conserva una hermosa fachada y un brocal de pozo del siglo XVI. A esta casa pertenece el Oratorio de Pío V mencionado anteriormente. Será en los siglos XVIII y XIX cuando más se desarrollen en Cañete de las Torres.

Durante el reinado de Carlos II, más concretamente 1680, se construyó el Ayuntamiento de Bujalance, presidiendo la Plaza Mayor, su fachada está adornada por un balcón corrido que se comunica con la Parroquia de la Asunción.

Inmersos en el siglo XVIII, encontramos varios edificios que nos pueden mostrar un cierto carácter etnológico de la zona. Se trata en primer lugar del Pósito  de Adamuz, edificio de carácter municipal destinado a mantener acopio de granos, prestándolos en condiciones módicas, durante los meses de escasez. Debió levantarse a mediados de siglo. En su origen albergaba las carnicerías, la cárcel y el pósito. Posteriormente cumplió la única función de cárcel de la que todavía se conservan puertas y rejas. En la actualidad este edificio se va a poner en valor, tras una restauración, albergando el Centro de Iniciativas Turísticas, la oficina de turismo y el Museo Municipal. En este mismo municipio se encuentra el Pozo Santiago, pozo público fechado en el siglo XVIII, que servía de descanso para los viajeros que transitaban por el extinto Camino Real de la Plata.

Para el conocimiento de la arquitectura industrial del siglo XVIII, es primordial el conocimiento de las tercias, en nuestra comarca contamos con varios ejemplos bastante bien conservados. Una de ellas es la Tercia de Cañete de las Torres, su función era reunir parte de los diezmos eclesiásticos y demás rentas correspondientes a la Corona. Está compuesta por un enorme cuerpo rectangular, todo de ladrillo, destinado para el almacenamiento de grano. El patio, que servía para reunir los cargamentos, estaba rodeado por una tapia en la que se abre una puerta ancha para carruajes y otra para el personal, coronada por una cruz, que confirma su carácter eclesiástico. La Tercia de Montoro se creó para el almacenamiento de aceite, vino y trigo. Se ha catalogado del tipo “patio de fachada y nave” y consta de dos plantas. Su fachada principal de corte neoclásico contrasta con el resto del edificio.  Se pretende restaurar para albergar el Museo del Aceite.   

En cuanto a la arquitectura religiosa, es esta época se construyen varias ermitas, la de Nuestra Señora de los Remedios, la cual merece una especial atención, la fachada de los pies, toda ella de magnífica sillería, culminada en frontón abierto para alojar una espadaña,  la de Nuestra Señora de las Angustias en Villafranca de Córdoba, de planta de cruz latina y la de Jesús Nazareno en Cañete de las Torres de nave única. En El Carpio podemos encontrar de mediados de siglo, la pequeña Capilla de Nuestra Señora de la Piedad y San Isidro. Es de pequeñas proporciones, y su importancia radica tanto en su arquitectura popular barroca, como en su historia. Su origen comienza en 1716 cuando Don Francisco María Obrero pretendió fundar una obra pía para la educación y subsistencia de niñas pobres, cuya institución, no tuvo efecto por la cortedad de las rentas. Posteriormente se fundó un colegio para las niñas del pueblo. Del XVIII solo se conserva la iglesia, hecha en mampostería y ladrillo.

En Bujalance encontramos el Monasterio de San José y Santa Teresa, fundado en 1708 por los presbíteros hermanos D. Pedro y Juan Verdejo. Está formado por una sola nave, crucero, ábside cuadrado y coro sobre bóveda. Merece especial atención su Retablo Mayor de madera tallada y policromada.

De carácter religioso en el municipio de Villa del Río, pero del siglo XIX, nos encontramos con la Parroquia de la Inmaculada Concepción, edificio concebido dentro de un eclecticismo romántico y neomedieval.

·        DURANTE LOS SIGLOS XIX Y XX. DIVERSIDAD ARQUITECTÓNICA.

En el Siglo XIX, seguimos encontrando algunas Casas Señoriales de gran importancia, como por ejemplo, el Ayuntamiento de Cañete de las Torres. Estas casas, encontramos como nota común una organización de puerta y balcón enmarcados entre pilastras lisas y entablamentos sencillos, el balcón puede estar coronado por un frontón partido. La mayor parte de las portadas son de piedra.

En El Carpio, encontramos la Venta de la Roa, edificio situado frente a la calzada romana de Cástulo. Anterior a la planta actual hubo sin duda una construcción anterior en la que se hospedaban los personajes distinguidos que viajaban por esta calzada que comunicaba Madrid con Andalucía. Esta venta se habilitó para un gran número de caballeros principales de Córdoba, que asistieron a las bodas  del Gran Capitán con Dña. María Sotomayor, hija de los Señores de El Carpio.

En Montoro nos encontramos con la Plaza de Toros, la antigua fue reconstruida en 1884, pero volvió a quedar totalmente destruida durante la Guerra Civil española, siendo de nuevo reedificada a mediados del siglo XX. El graderío del coso taurino está construido en piedra molinaza, ampliando en 1961, con otras gradas de mampostería en la parte alta.

De principios del siglo XX, encontramos el único de lo ejemplo de la comarca de arquitectura del hierro, se trata del Puente de Hierro de Villafranca de Córdoba, que se encuentra en un lugar estratégico para la observación de aves acuáticas, y que además cuenta con un embarcadero, en el que se realizan actividades de turismo activo.

La primera gran obra que marca en Córdoba el camino del Movimiento Moderno es el Salto del Agua, que se construye en el término municipal de El Carpio, junto a Pedro Abad y Adamuz (1919-1922). El Salto del Agua y la Central Eléctrica son obras significativas por ser un claro exponente del espíritu de colaboración entre profesionales, artista-técnico. Es uno de los conjuntos más destacados de la arquitectura industrial de toda Andalucía. Se encuentra en trámite su declaración como Bien de Interés Cultural.

El único ejemplo vivo de arquitectura musulmana, lo encontramos en Pedro Abad, en la Mezquita de Pedro Abad o Bashrat . Pertenece a la comunidad Ahmadía, establecida en esta localidad desde los años ochenta. Fue construida por el arquitecto y Académico cordobés José Luis Lope y López de Rego. Se localiza a las afueras de Pedro Abad junto a la salida de la Autovía de Andalucía en dirección Córdoba.

Es de destacar la figura de Santa Rafaela María, nacida en Pedro Abad, y beatificada en 1952 por el Papa Pio XII. En su pueblo natal se encuentra su casa-museo, casa que mantiene un estilo propio de las casas solariegas de esta zona, con patio central porticado. Junto a la casa en el año 1950, se construyó la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón, que es de estilo Neoclásico, con una nave única cubierta por bóveda de cañón.

No podemos acabar este recorrido sin hacer mención a las tres aldeas surgidas a mediados del siglo XX. Algallarín, se encuentra a ocho Kms. de Adamuz. El poblado fue construido en la década de los cincuenta por el Instituto Nacional de Colonización. Arquitectónicamente, combina el estilo racionalista propio de estos años, con la concepción rural, en lo que ha venido llamándose, estilo de colonización. San Antonio, pertenece al término municipal de El Carpio, fue también creado por el Instituto Nacional de Colonización en 1958. A dos kilómetros encontramos la segunda de las dos aldeas de El Carpio, Maruanas, en la que podemos disfrutar de la tranquilidad y la belleza que nos ofrece. Sus casas blancas y sus jardines nos invitan a pasear, sobre todo cuando llega abril y todo se impregna de un agradable olor a azahar.